The Evil Within
El esperado regreso de Shinji Mikami al survival horror puro, The Evil Within, recoge toda la experiencia de dicho autor de culto a lo largo de 20 años en la industria. El juego es variado, con excelente atmósfera, una propuesta visual excelente, una trama llena de ambigüedad; en general, carece de defectos obvios, pero flaquea por su carácter derivativo y lineal. No propone algo realmente nuevo a causa de una pésima cámara y por carecer de ese toque de inspiración que hace a un survival horror algo verdaderamente grande. A pesar de ello y de una deficiente optimización en su versión para PC, es una propuesta sólida y un regreso aceptable para este autor y su género favorito, aunque de ningún modo, triunfal.
La trama nos pone en el papel del detective Sebastian Castellanos, quien es llamado con sus colegas Julie Kidman y Joseph Oda, para investigar un horrible asesinato colectivo en el Hospital Mental Beacon. Los investigadores pronto confrontan un mal aparentemente inexplicable, la invencible y todopoderosa aparición llamada Ruvik, mientras eventos inverosímiles y experiencias entre alucinación y realidad los llevan a experimentar los límites entre la vida y la muerte. El viaje conduce a Sebastian más allá de la normalidad para explorar extraños experimentos psicobiológicos y desentrañar el misterio del mal que habita en el corazón de Mental Beacon.
En cuanto a planteamiento general y mecánicas, The Evil Within es una recapitulación del trabajo y las inspiraciones de Mikami a lo largo de décadas. Todo está aquí: el horror duro y la casa del mal de Sweet Home que inspirarían al primer Resident Evil, los escenarios interactivos de acción y terror de Resident Evil 4, una mezcla entre lo supuestamente sobrenatural y experimentos científicos aberrantes, con un excelente equilibrio entre limitación de armas y municiones y la satisfacción de volar los sesos de un zombie cuando es necesario.
El juego es esencialmente una serie de escenarios de horror divididos en capítulos con una muy aceptable variedad entre cada uno. Nuestro personaje tendrá que ser versátil y combinar habilidades de sigilo y combate dependiendo del giro que tomen los acontecimientos: ciertos capítulos se tratan de esconderte, desarmar trampas y huir, mientras que otros parecen sacados de [/i]Left 4 Dead[/i] con emboscadas multitudinarias. Para cumplir nuestra misión, tenemos a disposición un muy admisible arsenal y una gran variedad de ítems de curación y buffs, los cuales deberemos administrar con cuidado, prefiriendo siempre guardar municiones y armas pesadas para jefes y otros eventos de emergencia y lidiar con pequeños enemigos como zombies de la manera más silenciosa y económica posible.
Uno de los ítems característicos del título son los fósforos. Debido a que enfrentamos a no muertos, la única manera de asegurarnos de que no regresen es quemarlos, pero la cantidad de cerillos es limitada (un indicio más de la irrealidad psicótica en la que vive Sebastian). Lo anterior añade un elemento de tensión y estrategia interesante. Enemigos invencibles como fantasmas que alteran la realidad a su alrededor, molestas trampas que te aniquilan en un segundo si no tienes reflejos de hierro, jefes todopoderosos a los que hay que superar mediante escapatorias, elementos ambientales y el uso de todas las armas a nuestro alcance dan una excelente variedad a la experiencia: Mikami utiliza todos los trucos que tiene bajo la manga, aunque lamentablemente ninguno es demasiado novedoso.
Otro elemento de profundidad es el sistema de progresión y desarrollo de personaje. Podemos mejorar características como energía, resistencia, puntería, velocidad, stamina y slots de inventario y balas gracias a una especie de tónico cerebral que recolectamos en las escenas y que una enfermera nos inyecta mediante una máquina infernal en los momentos en que aparecemos misteriosamente en el hospital. Lo anterior otorga personalización y progresión, pero lo interesante es que es posible intentar jugar al héroe y terminar el juego sólo con las mejoras esenciales, pues el sistema de combate y las situaciones son lo bastante flexibles como para que dependamos más de nuestra habilidad y del uso inteligente de los elementos del juego que de arsenal y energía interminables.
Entre los puntos fuertes de The Evil Within está la variedad de sus capítulos y situaciones. Prácticamente todo lo que conocemos del género está aquí, y debido a que el título traspasa constantemente los límites de la realidad y la alucinación psicológica, Mikami puede llevarnos prácticamente por todos los arquetipos, miedos y situaciones que el survival horror ha generado a lo largo de su historia. Terribles mataderos subterráneos, escenas de hospital y chozas rurales llenas de zombies nos conducen al horror de la mansión, mientras las alucinaciones de Sebastian provocan que la realidad cambie constantemente. Al final, The Evil Within es esencialmente un viaje al horror interior, y quienes busquen variedad en él no quedarán decepcionados.